Francisca Medina Manqui

Hacia una perspectiva de género en Salud Mental

La perspectiva de género ha estado presente en nuestras vidas incluso antes de saber lo que significaba, los impactos que esta tiene en nuestras vidas y la forma en que impulsaba distintas decisiones personales, consciente o inconscientemente, que se enmarcan en la cotidianeidad de nuestros espacios individuales y colectivos.

Es sabido que somos un país con alta prevalencia de patologías de salud mental, esto empeoró notoriamente con la pandemia. Desde aquí, que se hace imperante la incorporación de la perspectiva de género en los procesos terapéuticos y clínicos en salud mental. El género es un factor determinante en las inequidades sanitarias, existen múltiples estudios mostrando las cifras de patologías entre hombres y mujeres, algunos como, la mayoría de los suicidios son efectuados por hombres, mientras que las mujeres tienen casi el doble de probabilidades de tener un diagnóstico de depresión.

 

El análisis de estos factores consideran un sistema binario de la sociedad, sin considerar otras identidades de género pertenecientes y existentes actualmente. Algunas condiciones de salud mental se explican netamente por factores culturales vinculados a los roles y sesgos de género. En ese sentido, la estrecha relación entre inequidades de género, etnia, pobreza, discriminación, violencia doméstica, acoso laboral, abuso sexual, morbimortalidad infantil, entre muchos otros problemas de salud, hace necesaria la inclusión de este determinante social en las orientaciones para las distintas redes asistenciales.

 

Las personas con una identidad femenina tienden a ejecutar múltiples tareas no remuneradas, siendo además sometidas a factores ambientales y culturales desfavorables, como sobrecarga laboral, desigualdades de poder y status, lo que incide directamente en su autoestima y vinculación con otros/as. La distribución del trabajo de cuidado no remunerado se considera un factor determinante en la carga mental de los individuos, lamentablemente ha sido realizado por tiempos inmemoriales por mujeres, y esto ha influido en la presencia de síntomas de malestar psicológico, esto ha sido invisibilizado por largo tiempo, es reciente el debate sobre esta temática.

La incorporación de la perspectiva de género se debe dirigir hacia mirada latinoamericana, que incluya situaciones diversas que rodean a los individuos, el contexto social y cultural donde se ven envueltos, las mujeres y disidencias pobres, indígenas y rurales, viven discriminaciones y determinantes sociales diferentes a la sociedad moderna.

La problematización y tensión de la perspectiva de género ha contribuido principalmente a cambios en nuestra forma de relacionarnos con el entorno, desde el más próximo al más lejano, además nos permite cuestionar nuestras actitudes y emociones internas, prepararnos para los desafíos profesionales y personales, analizar nuestras vivencias desde la infancia y el proceso de formación.

Como profesionales de la salud mental nos permite obtener herramientas que nos permitirán abordar desde otra perspectiva las intervenciones, tratando mejorar la calidad de vida de los consultantes, disminuyendo la violencia y malas prácticas, y empoderando a quienes han sido vulneradas, a enfrentar sus situaciones desde el amor y la compasión.